sábado, 22 de diciembre de 2007

El mundo de Elena


Elena tiene una manía, espectacular
grande pero demasiado suya. Tan suya es que no es de nadie y por no serlo tampoco sabe lo que los demás llegaban a sentir. Por eso Elena no entiende de tiempo ni de espacio, ni si quiera sabe lo que es un aviso antes de hora. Elena no comprende la espera del otro, no conoce la madrugada ni el reencuentro, ni un café para dos en una plaza.
Los que me esperan- piensa - son los que saben que no voy a llegar. Y placidamente se queda de nuevo dormida soñando en un mundo para ella.
Elena que bonito estar contigo, en tus sueños, en tu tazón de cereales, en tu tostada de aceite crudo, pero Elena yo te sigo esperando- susurran- colgada de la manilla de un reloj, justo donde habíamos quedado. Pero ella sigue navegando en su interior, y se olvida de escribir su ausencia en una nota que nunca llega a leer nadie.
Elena, dulce y amarga Elena, despierta, por que esta vez quizás ya no vuelvan a esperarte […]