martes, 20 de octubre de 2009

Julieta y una casa de amor



[...]Ella es corriente, natural, agua de mayo. Ha crecido en familia, recuerda las carreras de los largos pasillos que resultaron ser diminutos al hacerse mayor. Todos hablan de amor, cuando escriben cartas,cuando se sientan a leer, cuando anochece en invierno, cuando llegan a casa las flores de primavera, cuando regresan de madrugada de puntillas, cuando se encierran en si mismos y se les escapa una sonrisa, cuando Mario mira a Maria y esta mira a Elena, y ella mira para abajo por que no sabe a quien mirar. Siempre se habla de amor, tanto, que pocos lo sienten. Juan habla de sus conquistas , no en los grandes mares ni puertos de tierra, cuenta como mira a las mujeres, de reojo a medio enamorar, se peina la ceja y las invita a vivir una gran hazaña.
Violeta toca la flauta, ya no habla, una mañana su abuelo venía de visitar a Elvira, la panadera. Cada día llegaba con un surtido variado de panes, cuando la tienda se llenaba de gente, él siempre se ponía el último de la fila aun habiendo llegado el primero, se apoyaba cerca de la puerta y la miraba como solo miran los amantes, en silencio y sin pestañear. Pero una mañana Elvira dejó de regalar pan para siempre, en su funeral sonaba una hermosa melodía de flauta por todo el pueblo, y él aquella misma tarde compró una para regalársela a la pequeña Violeta;desde entonces en casa siempre suena la misma melodía de amor y el abuelo sigue sonriendo mientras amasa pan en la cocina. Por eso Elvira solo se expresa mediante notas, pero ella sabe escuchar, siempre, yo le cuento que a mi me gusta Julieta, tanto que solo hablo en suspiros. Ella es lechera y hermosa, cantante de mañana cuando trae la leche fresca y amante del silencio cuando entra en la cocina de casa. Su abuela le puso Julieta, por si no encontrara el amor y ella dice que no quiere saber nada de Romeo por si le diera un impulso y bebiera veneno por equivocación, tonterías, piensa, una no se muere de amor, si no que vive por el hasta morir[...]