domingo, 10 de abril de 2011

entre Palermo y las estrellas


No existe una tierra, pero todos hablan de ella como si pudieran reconocerla cada vez que pisan una, pero la tierra es solo un puñado de arena, como el tiempo atrapado en una cárcel de cristal. Ha dejado de lado las horas despiertas y las noches de inspiración, ahora se dedica a no hacer nada un nuevo estado algo pre juicioso y aterrador. Se ha dado cuenta del sol, de la lluvia esperada tras un cúmulo de nubes grises y del cambio que siempre viene avisando de instantes felices. Todos los lugares se parecen, por su forma de ser, de actuar, pero lo que los hace únicos, especiales, son los momentos, y con ellos la gente que los compone.